World Youth Day,Rio 2013

lunes, 26 de noviembre de 2012

Un mensaje de ánimo

Buenos días a todos,
Me he decidido a escribir este mensaje a todos los que, como yo, deseáis viajar a Río de Janeiro para vivir la jornada mundial de la juventud junto al santo padre, pero que lo veis como una meta inalcanzable a día de hoy.
Hace unos tres meses apareció Rumbo a Rio, como aparece un sueño, con fuerza, energía y mucha ilusión. Pero me da la sensación de que todo ese espíritu que el Señor había movido dentro de nosotros se está diluyendo como un azucarillo en el café. Recordad que no hemos sido llamados a ser azucarillo, sino sal en la tierra. Quizás no podamos ir todos a la peregrinación, pero yo prefiero pensar que sí, porque cuando uno le pide al Señor con fe y con energía, el Señor nunca defrauda. Pues quizás ha llegado el momento de fiarse de él más que nunca. De creer que es posible, o más bien, que para el no hay nada imposible.
Esta situación no es nueva. La peregrinación de Sidney se planteó en mi vida como una quimera, como algo inalcanzable, que al final resultó ser muy real. Por eso escribo esto, porque os quiero animar, para que pidáis el Espíritu Santo, que os de fuerza en la flaqueza, que nos guíe y nos permita creer que es posible ir, si de verdad lo deseáis. Os dejo estas palabras de Juan Pablo II pronunciadas hace más de 26 años y que siguen manteniendo la misma fuerza.


Y por esto celebramos en este día la Jornada de la Juventud. En efecto, este día está vinculado a la esperanza que no decepciona (cf. Rm 5, 5). Las generaciones que siempre se renuevan necesitan esta esperanza. La necesitan cada vez más.
No quedaron decepcionados los que gritaron: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”. Sí. Llega. Entró en la historia del hombre. En Jesucristo Dios entró definitivamente en la historia del hombre. Vosotros jóvenes, debéis encontrarlo los primeros. Debes encontrarlo constantemente.
“La Jornada de la Juventud” significa precisamente esto: salir al encuentro de Dios, que entró en la historia del hombre mediante el misterio pascual de Jesucristo. Entró en ella de manera irreversible.
Y quiere encontraros antes a vosotros, jóvenes. Y a cada uno quiere decir: “Sígueme”.
Sígueme. Yo soy el camino, la verdad y la vida. Amén.

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